El auge del alquiler turístico en épocas vacacionales ha transformado el mercado inmobiliario, especialmente en los principales destinos turísticos de España. Este fenómeno no solo trae consigo implicaciones administrativas, sino que también impacta directamente en la convivencia de las comunidades de propietarios.
El gran temor de todo propietario que ha invertido en el mercado inmobiliario con la esperanza de disponer de una renta mensual procedente del arrendamiento de inmuebles es toparse con un inquilino moroso.
Tras años de profunda crisis económica, caracterizada por una intensa destrucción y precarización del empleo, numerosas familias viven en circunstancias de especial vulnerabilidad haciendo muy difícil que las mismas puedan afrontar los pagos de una vivienda en el mercado.