El impuesto al sol
En un tiempo en el que los países buscan potenciar el uso de las energías renovables y la eficiencia energética, resulta bastante contradictorio que España, uno de los países del mundo con más horas de sol al año penalice el uso de energías renovables y ponga gravámenes a los ciudadanos que quieran producir su propia energía de manera autónoma y sostenible.
El próximo octubre cumplirá un año el aprobado Real Decreto 900/2015, de 9 de octubre, por el que se regulan las condiciones administrativas, técnicas y económicas de las modalidades de suministro de energía eléctrica con autoconsumo y de producción con autoconsumo.
Dicha normativa impone el denominado “peaje de respaldo” al autoconsumo energético popularmente conocido como impuesto al sol.
La justificación política para gravar una actividad que en el resto de países se suele incentivar e incluso subvencionar y que España en un principio potenció concediendo suculentas primas a las renovables, se encuentra en la consideración por parte del gobierno de que el autoconsumo es insolidario.
En este sentido, según el gobierno, al reducir su consumo, quien auto produce su energía obliga a quienes no tienen estas instalaciones a asumir un mayor coste del sistema.
Por otra parte, el consumidor que tiene instaladas placas y genera su propia electricidad puede hacer uso de la red, de la que recibe energía extra para cubrir sus necesidades ya que no siempre hace sol y casi nunca es suficiente lo que se produce, y a la vez vierte la energía que no consume. De modo que según el ejecutivo este consumidor tiene que contribuir porque, si no, los demás estarían pagando una parte del autoconsumo.
No obstante, frente a esta justificación cabría decir que lo lógico es que estos consumidores paguen por ese respaldo cuando y sólo en aquéllos momentos en los que necesitan recurrir a la red y no como según se establece en la normativa en los momentos en los que los paneles fotovoltaicos están funcionando.
En cuanto al coste económico que supone dicho impuesto, para el caso de los consumidores residenciales, se cobra aproximadamente 9€ más IVA al año por cada KW de potencia de cada panel que tengan en casa. Lo más injusto para estos consumidores es que no tienen ningún tipo de compensación por la energía que ellos producen y que vuelcan en la red.
Ello supone que está regalando a la compañía aproximadamente el 70% de toda la energía que produce su instalación a la compañía eléctrica, que sin duda, se enriquecerá injustamente al vender esa energía que no ha producido ella a otro consumidor.
En las instalaciones más grandes, las industriales, los consumidores pagarán dos peaje: los 9€ más IVA al año por kw de potencia de los paneles más uno variable asociado al coste de la energía. Serían unos 5 céntimos por cada KW-hora que produzcan y autoconsuman.
Están exentos del peaje los autoconsumidores de las islas Canarias y Baleares.
Maria Oliva Gómez. Abogado CEA
Etiquetas: energia solar, impuesto sol, energia renovables, eficiencia energetica, peaje de respaldo, autoconsumo, paneles fotovoltaicos
